¿QUÉ ES LA PREPRODUCCIÓN DE UN ANIMADO?

Desde que eramos foquitos nos acostumbramos a ver dibujos animados en la televisión y el cine. Por esa costumbre, muchos creen que los dibujos animados toman poco tiempo y requieren poca planeación y esfuerzo; nada más lejos de la realidad.

La conceptualización y preproducción de un proyecto animado es un proceso dispendioso pero enriquecedor, que sienta las bases de un producto audiovisual exitoso. No sólo es la etapa en la que más interviene la creatividad, sino también, en la que se planea y establece un orden para llevar a cabo la animación.

Veamos a grandes rasgos qué etapas se deben cumplir dentro de este importante proceso:

1. Desarrollo de una idea brillante.

Eres un bombillo con grandes capacidades creativas y una imaginación audaz. Tienes que empezar por buscar una idea que al desarrollarla toque las mentes y, por qué no, los sentimientos de las personas que la escuchen.

  • Una esponja y sus amigos del fondo del mar viven aventuras en su vida cotidiana.
  • Una familia de la edad de piedra lleva una vida “normal” en una ciudad donde conviven e interactúan con animales prehistóricos.
  • Un pueblito de seres azules pequeños como gnomos viven una vida rural en medio de un bosque medieval, siempre a la sombra de un hechizero malvado que les quiere cazar.

¡Claro que te suenan! Al menos algunas de ellas (dependiendo de la edad que tengas). Son ideas con un gran concepto de fondo, investigación, argumentos originales, públicos bien definidos y que han logrado impactar a generaciones enteras.

Es hora de darle más forma a la idea, por lo que un primer bosquejo o borrador del guion debe aparecer.

2. Pasemos al gráfico.

Lo primordial es que definas una línea o estilo gráficos que representen y den valor a tu proyecto, además de tener relación con el concepto y el público al que te estás dirigiendo. Tendrás que estar familiarizado con conceptos como “paleta de color” o iluminación.
Ya tienes una idea muy desarrollada. Un concepto firme, con espacios, personalidades y premisas muy claras. Es hora de que uno de los primeros artistas tome la idea y la haga visible, el diseñador o ilustrador de personajes. Debe ser alguien que, a partir de la idea, pueda crear personajes que se acerquen a lo que su público busca y que además refleje estéticamente lo que el personaje debe ser.
Ahora bien, la proxemia (relación del sujeto con su entorno) debes aclararla muy bien para poder llegar al diseño de los entornos y espacios donde se desenvuelven los personajes.

A esto tendrías que sumarle la relación con los objetos, los elementos propios y característicos del personaje y de sus acciones, también conocidos como “props”.

3. Veamos la idea por primera vez

Cuando ya tienes desarrollado todo este “Concept art” es hora de llevarlo a las primeras imágenes de acciones reales para comenzar a detectar necesidades y posibilidades.

Es aquí cuando aparece el “storyboard” o primer guion gráfico en el que viñeta a viñeta se explican los principales planos y escenas del animado. En esta parte es muy necesario que quien lo elabore tenga claridad sobre las posibilidades de los planos, las secuencias y los encuadres, por lo que es bueno que lo realice (o sea orientado por) alguien que maneje el lenguaje audiovisual. En muchas ocasiones es con el storyboard que se venden las ideas para la producción y será este el material que los animadores mantendrán siempre como base para su trabajo (si se imprime, puede terminar lleno de rayas tachones y señales propias del proceso creativo).

Tomar este storyboard y convertirlo en un clip de video, con una estructura de tiempo ya clara, con una posible animación sencilla y alguna maqueta de audio, es lo que se conoce como “animatic” o animático, y es un recurso estupendo a la hora de hacer grupos focales o presentaciones previas para ver qué recepción puede darle la gente a tu producto.

4. Puede que quieras escuchar tu idea.

No es raro que algunas personas gusten de montar maquetas de audio sencillas con locuciones caseras o escoger música provisional para darle más forma a sus ideas, poderlas presentar e incluso corregir errores, agregar o sustituir escenas.

A grandes rasgos, aquí termina este maravilloso (y arduo) proceso de la preproducción. Este camino tendría que dejarte todo el insumo para llegar a la etapa de producción (que trataremos en una futura entrada), comenzando a animar planos, secuencias y escenas finales.

Ten muy presente algo en tu realización: el espectador verá el resultado de todo este proceso como una unidad por lo que, para algunos, la preproducción puede resultar algo frustrante o poco apreciado, pero sólo los errores saltan a la vista del incauto. Un producto planeado y bien ejecutado será una experiencia emocional y entretenida para un espectador satisfecho, que finalmente es el objetivo de ejecutar esa idea brillante.

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